The Light Phone, la sencillez como prestación
Es evidente que vivimos en una era de la distracción, facilitada por la enorme cantidad de información que tenemos a nuestro alcance a través de nuestros ordenadores y dispositivos móviles, la inabarcable oferta de entretenimiento que nos ofrecen una multitud de plataformas en constante competencia por captar nuestra atención y los inagotables contenidos generados por los usuarios, es decir nosotros mismos, nuestros familiares, amigos, conocidos y desconocidos en las redes sociales. A la capacidad de acceso a los contenidos de forma inmediata en prácticamente cualquier lugar en el que nos encontremos se suma el propio diseño de los dispositivos y servicios, que buscan atraparnos en un bucle sin fin, como denuncia el investigador y teórico de los medios Tim Wu, o nos engañan con patrones oscuros para obligarnos a realizar acciones involuntarias que benefician a la empresa que nos vende un producto o facilita un servicio. Este tipo de prácticas y el constante acoso que suponen las notificaciones generadas por todo tipo de apps han llevado a la mayoría de usuarios a sentirse agotados o agobiados en relación a la dependencia que tienen de sus dispositivos y los estados anímicos que estos les generan.
Por ello, no es extraño que se esté popularizando la búsqueda de métodos para reducir la dependencia del smartphone o limitar las maneras en que puede reclamar nuestra atención. Hace unos años, los expertos en diseño y usabilidad Don Norman y Bruce Tognazzini criticaban a Apple haber abandonado sus principios de diseño, basados en la simplicidad y la atención a las necesidades del usuario. Norman, en concreto, ha criticado numerosas veces lo que denomina “featuritis,” es decir la tendencia a añadir constantemente nuevas funciones en los dispositivos digitales a fin de lanzar un producto más atractivo y competitivo al mercado, en perjuicio de la usabilidad del mismo. Lo cierto es que actualmente empleamos una pequeña parte de las numerosas funciones que nos ofrecen los smartphones y en la mayoría de los casos limitamos su uso a las redes sociales, a tomar fotos, grabar vídeos y realizar compras online. De hecho, una de las funciones originales del smartphone, su uso como teléfono, tiende a quedar relegado ante otras formas de comunicación (mensajería instantánea, redes sociales o videoconferencias). ¿Por qué tiene tantas funciones un smartphone, hasta el punto que no deberíamos llamarlo “teléfono,” si no más bien ordenador de bolsillo? Claramente, la propia evolución de la tecnología y la industria ha generado y al mismo tiempo satisfecho la demanda de un dispositivo multiusos, conectado, que pueda llevarse por todas partes. Del pesado y voluminoso teléfono móvil se ha ido pasando progresivamente a los dispositivos con teclados integrados y pantallas táctiles, cada vez más capaces y diminutos, y finalmente cada vez más delgados y con una pantalla de mayores dimensiones y resolución de imagen. Actualmente, podría decirse que la carrera de la innovación se ha desacelerado y la industria se mantiene centrada en unos dispositivos de características similares que ofrecen más o menos las mismas funciones pero van incorporando pequeñas mejoras. En este momento, el entusiasmo por las innovaciones tecnológicas ha ido dando paso a una reflexión acerca de los efectos de nuestra relación con la tecnología, la necesidad de recuperar el control de nuestro tiempo y tal vez volver a un momento en que los dispositivos eran más sencillos. Esto también supone una oportunidad para desarrollar nuevos dispositivos que responden a esta demanda.
The Light Phone es uno de estos productos. Creado por el estudio Light, que fundan en 2014 Joe Hollier y Kaiwei Tang en Nueva York, se trata de un teléfono “tonto” (“dumbphone” en oposición al “smartphone” o teléfono inteligente), un dispositivo que opta por limitarse a unas simples funciones en lugar de intentar integrar el mayor número de funciones posibles en un sólo aparato que quepa en el bolsillo. En 2015, Hollier y Tang lanzaron el primer modelo de Light Phone en una campaña de Kickstarter con la que recaudaron 415.127$ (el doble del objetivo inicial). Se trataba de un teléfono de dimensiones reducidas (del tamaño de una tarjeta de crédito) que sólo servía para realizar llamadas y tenía su propia tarjeta pre-pago incorporada, de manera que se podía usar como un segundo teléfono, pero a diferencia de otros modelos podía sincronizarse con el smartphone por medio de una app. El teléfono ofrecía la posibilidad de llevarlo siempre encima, dado su reducido tamaño y una batería con una duración de 20 días, y prometía eliminar todas las distracciones que genera el smartphone. El teléfono empezó a distribuirse a principios de 2017 y el equipo de Light ya se dedicó a diseñar una segunda versión.
The Light Phone 2 se ha financiado nuevamente a partir de una campaña de Kickstarter que en esta ocasión ha recaudado 2.291.119$ (un 615% del objetivo inicial) y las aportaciones de diversos inversores. En este caso se trata de un teléfono con tecnología 4G que incorpora una pantalla de tinta electrónica y más funciones respecto a la primera versión, tales como una alarma, mensajes de texto y una lista de contactos. A estas funciones podrían sumarse otras tales como un sistema de navegación, un reproductor de música, previsión meteorológica, posiblemente una calculadora y un diccionario. Sus creadores afirman, no obstante, que no van a incorporar redes sociales, publicidad, email o noticias, a fin de mantener la simplicidad del dispositivo, que es el que define su filosofía. Con todo, no deja de ser notable que ya de la primera a la segunda versión, The Light Phone ha pasado de una a cinco funciones y se plantea incluir otras siete más. Teniendo en cuenta que entre 2007 y 2018 se han creado 21 versiones del iPhone, cabe preguntarse si el teléfono simple de Light no puede llegar a convertirse en un dispositivo bastante complejo.
En el caso del Light Phone, incorporar más funciones puede suponer una mayor complejidad en cuanto a la experiencia de usuario, puesto que el dispositivo parte de una interfaz muy limitada, con pocos elementos y una pantalla en blanco y negro. Según se muestra en las imágenes promocionales, todos los elementos de la interfaz aparecen en negro sobre blanco o blanco sobre gris, lo cual si bien puede resultar muy elegante, también limita la información que se puede ofrecer al usuario en la pantalla de una manera que resulte clara e intuitiva. No es posible jugar con colores o microinteracciones que se pueden reproducir fácilmente en una pantalla LED pero no resultan tan efectivas en una pantalla de tinta electrónica. Por una parte, se puede argumentar que esta limitación de recursos marca un estilo visual más depurado, similar al que persigue el proyecto Material Design de Google, pero a diferencia de este la ausencia de colores puede hacer que mirar la interfaz resulte monótono y poco estimulante, a la vez que impide personalizarla, lo cual podría convertirse en un serio defecto para muchos usuarios.
Tanto por sus escogidas limitaciones como por el uso de una pantalla de tinta electrónica, podemos comparar The Light Phone con otros dispositivos centrados en un sólo uso como FreeWrite y Kindle. La máquina de escribir diseñada por Adam Leeb y Patrick Paul en 2014 se ofrece también como un dispositivo diseñado para librarnos de distracciones y apela a la nostalgia de un tiempo pasado en el que supuestamente era más sencillo desconectarse del mundo y escribir. El lector de libros electrónicos de Amazon ha ido mejorando desde su lanzamiento en 2007, con un total de 12 versiones hasta 2018, pero mantiene una única función: facilitar la lectura de libros en formato digital. Mejoras en el hardware y el software han hecho que sea cada vez más cómodo leer libros en un Kindle y llevar el dispositivo a cualquier lugar, incluso dentro de la piscina o la bañera. Con todo, la interfaz sigue siendo en blanco y negro, limitada a las posibilidades de la tinta electrónica en cuanto al tiempo de respuesta y el refresco de pantalla. Tanto FreeWrite como Kindle pueden adoptar estas limitaciones puesto que se centran en la redacción y lectura de textos, siendo la pantalla equivalente a una hoja en blanco. En The Light Phone se produce una interacción diferente, en la que la falta de color y otras limitaciones puedan afectar negativamente a la experiencia de usuario. Por ejemplo, en la simulación del programa de mensajería instantánea (arriba), no aparecen emoticonos, que para muchos usuarios resultan esenciales en su comunicación con otros, ni tampoco texto predictivo, que resulta asimismo muy útil en determinadas ocasiones.
The Light Phone se suma a un creciente número de dispositivos que nos prometen menos distracciones y una vida más saludable y feliz, pero no dejan de ser más dispositivos que añadimos a nuestro entorno, que también requieren mantenimiento, recarga (aunque sea menos frecuente) y actualizaciones. A excepción de Kindle, que funciona de manera autónoma siempre que se haya configurado una cuenta de Amazon, se trata de dispositivos secundarios que complementan al ordenador, tablet o smartphone pero no los sustituyen. Por ello cabe preguntarse si, en vez de crear nuevos dispositivos, no podría integrarse un “modo simple” en los dispositivos que ya tenemos, para aquellos momentos en que queremos desconectar. Pero tal vez no lo activaríamos nunca.