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Intel Vaunt, el futuro de las gafas inteligentes


Foto: Vjeran Pavic/The Verge

Si bien hoy en día estamos acostumbrados a mirar constantemente las pantallas de smartphones, tablets o relojes inteligentes, todo parece indicar que en unos años ya no será así. Dejaremos de caminar torpemente por la calle con la cabeza baja y la atención centrada en una diminuta pantalla, mirando de reojo para no topar con una farola o morir atropellados. Volveremos a caminar erguidos, mirando al frente y con la mirada algo perdida. Y todo el mundo llevará gafas. Este es el objetivo de las grandes empresas que llevan años registrando patentes y desarrollando prototipos que tratan de sacarnos las pantallas de las manos y ponérnoslas frente a la cara, o incluso dentro de los ojos. Hemos comentado en otros posts cómo Samsung ha registrado una patente para unas lentillas de Realidad Aumentada en 2016, Facebook ha anunciado que está desarrollando unas gafas inteligentes en 2017 y Google, tras el fracaso de su proyecto Glass en 2015, ha desarrollado una nueva versión para empresas.  A esto se suman la multitud de visores de Realidad Virtual y Realidad Aumentada que han salido al mercado en los últimos dos años.

Actualmente, el problema principal con la tecnología de Realidad Aumentada es miniaturizar los componentes electrónicos y lograr una forma de visualización que resulte cómoda a fin de integrarlo todo en unas gafas de apariencia normal. Como han aprendido ya estas empresas, la tecnología vestible (o ponible, wearable) plantea el reto de camuflarse en los atuendos y complementos que llevamos a diario, de manera que no afecten al aspecto del usuario y con ello a su interacción con los demás. Google Glass ha sido un claro ejemplo de cómo un dispositivo inusual y, además, equipado con una cámara capaz de grabar todo lo que ve su portador, ha sido recibido en primer lugar con entusiasmo y luego ampliamente rechazado por la manera en que violaba algunos principios básicos de la convivencia entre las personas y el respeto a la intimidad. Tras esta experiencia, el objetivo ha sido, no renunciar a colocar dispositivos de Realidad Aumentada a la altura de los ojos, sino hacer que estos sean tan invisibles como sea posible. En esta línea, Intel está desarrollando un prototipo denominado Vaunt al que tuvo acceso Dieter Bohn de The Verge.

Como señala Bohn, la característica principal de las gafas de Intel es que parecen gafas normales y carecen de cámara, botones, pantallas, auriculares, micrófonos o controles por movimiento. Al apostar por reducir las funciones del dispositivo, Intel logra que parezca un objeto cotidiano, que no llama la atención a excepción de un ligero destello rojo en la lente izquierda. Esta luz es de hecho un laser de baja intensidad que proyecta una imagen de color rojo sobre un reflector holográfico que a su vez se proyecta hacia el interior del ojo. El resultado es una imagen o texto monocromo que se ve flotando frente a la cara. De momento, y dadas sus limitaciones, este sistema sólo permite emplear las gafas para leer notificaciones que lleguen a un smartphone, pero a medida que se desarrolle podría emplearse para otras funciones, tales como mostrar información solicitada a través de la voz, para lo cual las gafas deberían integrar un micrófono.

Si bien la utilidad real de las gafas puede parecer limitada en este momento, un aspecto interesante de Vaunt es que opta por simplificar sus funciones para obtener un producto que realmente puede ser usado en la vida cotidiana, y no sólo porque logra camuflarse como unas gafas normales o porque, según afirma Bohn, su reducido peso hace que puedan llevarse todo el día. En nuestro entorno cotidiano nos vemos constantemente asediados por todo tipo de estímulos visuales, en particular los coloridos iconos y animaciones que pueblan nuestras pantallas y mensajes instantáneos. Como predice el popular cortometraje Hyper-Reality (2016) de Keiichi Matsuda, gracias a la tecnología de Realidad Aumentada este entorno puede convertirse en una auténtica saturación de contenidos superpuestos a nuestra visión del mundo real. Por tanto, un visor sencillo, que muestra la información requerida en cada momento en un simple tono monocromo fácilmente distinguible independientemente de adónde se mire, puede ser una solución eficaz para integrar la Realidad Aumentada en la vida cotidiana. Queda por ver cómo se desarrollará este prototipo y si en fases posteriores mantendrá este compromiso con la simplicidad, así como si será bien recibido por los usuarios.

 

 

 

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