El diseño gráfico antes del ordenador
En los años 80 y 90, la popularización de los ordenadores personales supuso el inicio de una profunda transformación en el ámbito del diseño y la comunicación, a medida que costosas herramientas profesionales se hacían accesibles al gran público y la edición por ordenador suplantaba inexorablemente a un laborioso trabajo manual. Como nos recuerda Jeff Howe en su libro Crowdsourcing. How the Power of the Crowd is Driving the Future of Businesses, ya en 1984 Steve Jobs inició una colaboración con John Warnock, co-fundador de la entonces desconocida empresa Adobe Software. El primer fruto de esta colaboración fue el lenguaje PostScript, que permitía imprimir cualquier gráfico en una impresora láser. Cuando Jonathan Seybold, pionero en impresión digital, vio lo que Jobs y Warnock habían creado con un Macintosh y una impresora LaserWriter, afirmó: «¡esto transformará la industria editorial de la cabeza a los pies!»
Lo que posteriormente se conocería como autoedición (desktop publishing) constituye un cambio radical en la manera en que se diseña, produce y distribuye una publicación, un cartel o un anuncio. Centrándose en esta transición y sus implicaciones, Briar Levit explora en el documental Graphic Means la producción del diseño gráfico de los años 50 a los 90, de la linotipia a la fotocomposición y del collage al PDF. Pocos estudiantes de diseño son conscientes hoy en día de cómo se producían las publicaciones hace poco más de 30 años, cuando era preciso emplear diversas técnicas fotográficas y pegar cada elemento a mano a fin de crear, laboriosamente, una página. El documental, que está actualmente en fase de producción, rescata este período histórico del olvido y lo estudia a través de cuantiosa información recogida por Levit a lo largo de varias décadas, junto a entrevistas con profesionales y expertos como Paul Brainerd, co-fundador de Aldus (la empresa que creó Pagemaker y FreeHand); Colin Brignall y Dave Farey, diseñadores de tipos en Letraset; Ellen Lupton, diseñadora y autora de diversos libros sobre diseño, o Frank Romano, historiador del diseño. Según afirma Levit: «es maravilloso que los diseñadores más jóvenes conozcan a grandes nombres como Saul Bass o Joseph Müller Brockmann, pero si logras entender sus habilidades y la cantidad de trabajo que suponía crear sus piezas más celebradas, sin mencionar a la cantidad de personas que trabajaban con ellos para crearlas, entonces la apreciación de estos diseñadores adquiere una nueva dimensión.»