DuoSkin, la piel como interfaz
La tendencia a integrar dispositivos digitales en el vestuario y complementos de los usuarios es ya uno hecho habitual, que hace de los wearables un terreno en pleno desarrollo para la industria tecnológica, habitualmente con aplicaciones centradas en la salud, el deporte o incluso la corrección postural. Lógicamente, la siguiente fase consiste en pasar del reloj, la pulsera, las gafas o el vestido a la propia piel del usuario. Integrar un dispositivo en la propia piel o el cuerpo es algo que se ha imaginado durante largo tiempo: por ejemplo, en los años 90 el diseñador Philippe Starck ya imaginaba un reloj injertado bajo la piel y han sido numerosos los artistas que han trabajado en el ámbito del body art experimentando con diversas maneras de convertirse en ciborgs. Como afirma desde hace años el artista Stelarc, «el cuerpo es obsoleto» y necesita actualizarse y aumentarse por medio de las nuevas tecnologías.
En línea con esta fusión de cuerpo y tecnología, el proyecto DuoSkin, desarrollado por los investigadores Cindy Hsin-Liu Kao, Asta Roseway, Christian Holz, Paul Johns, Andres Calvo y Chris Schmandt del MIT Media Lab en colaboración con Microsoft Research. DuoSkin consiste en la aplicación de tatuajes temporales hechos con pan de oro, por medio de los cuales los usuarios pueden controlar sus dispositivos móviles, transmitir información o conservarla. En una comunicación que presentarán en septiembre en el International Symposium on Wearable Computers 2016 (ISWC’16), los investigadores describen el método de creación de estos tatuajes y su elección de los materiales empleados. Tras analizar las diferentes soluciones que se han desarrollado para integrar dispositivos digitales en la piel, Hsiu-Liu Kao et al. han podido comprobar que habitualmente se emplean materiales de alta tecnología cuyos costes son elevados y que requieren conocimientos especializados para uso. Por ello, el objetivo de su proyecto es crear interfaces de usuario sobre la piel [on-skin user interfaces] duraderas y no agresivas a la piel que puedan ser empleadas por una amplia comunidad de usuarios, empleando materiales, componentes electrónicos y procesos de fabricación asequibles. El material utilizado es pan de oro, puesto que demuestra ser resistente, adaptable, tiene propiedades conductivas y es además barato y fácil de emplear. A estas cualidades se suma el aspecto estético, puesto que el uso de pan de oro (combinado con otros elementos) permite crear diseños que al aplicarse a la piel se integran también como una forma de decoración del cuerpo, como hacen los complementos o la joyería.
El proceso de creación de un tatuaje DuoSkin es relativamente sencillo y se reduce a tres pasos principales:
- Prototipado: se dibuja el prototipo en un papel y se coloca sobre la parte del cuerpo en la que se aplicará el tatuaje para comprobar cómo queda. El diseño del tatuaje se lleva a cabo en un programa de diseño 2D, como por ejemplo Adobe Illustrator.
- Fabricación: el tatuaje DuoSkin se compone de cuatro capas: un papel de tatuaje que se adhiere a la piel, una capa aislante, el diseño recortado en pan de oro y una capa de silicona que lo cubre. Los circuitos electrónicos se conectan al tatuaje con cables que se adhieren a un extremo del dibujo realizado en pan de oro. El diseño del tatuaje puede hacerse con piezas individuales que conecten con diferentes cables, haciendo posible activar varias funciones según qué pieza se toque.
- Aplicación: una vez se han juntado las cuatro capas, se aplica el diseño recortado sobre la piel con un adhesivo al agua, como se hace con los tatuajes temporales.
Empleando esta técnica, los investigadores han desarrollado tres tipos de interfaces de usuario. En primer lugar, un sensor que permite introducir inputs al tocar el diseño aplicado sobre la piel, convirtiéndolo, por ejemplo, en un botón que activa una determinada acción en un dispositivo, una superficie sobre la que se puede deslizar el dedo (para ajustar el incremento o disminución de una variable) o un panel que registra los movimientos del dedo por medio de una cuadrícula en la que las piezas están conectadas entre sí en conjuntos verticales y horizontales. Una aplicación sencilla de estos tatuajes sería controlar un reproductor de música, en el que se puede reproducir o detener la música y ajustar el volumen. El segundo tipo de interfaz aprovecha las cualidades de los pigmentos termocrómicos, que cambian de color en función de la temperatura. Aquí el tatuaje genera un output: se modifica en función de una información recibida. Los investigadores desarrollaron una app que permite a una persona definir su estado de ánimo, el cual se manifiesta en el cambio de color del tatuaje que lleva su pareja en el brazo. El tercer tipo de interfaz permite la comunicación sin hilos por medio de chips NFC. En este caso, una posibilidad es indicar el propio estado de ánimo por medio de una app que transmite esta información al tatuaje. Cuando otros usuarios acercan sus teléfonos al tatuaje, éste envía la información que se muestra en la pantalla del dispositivo.
Un aspecto a destacar de este proyecto es que tiene en cuenta desde su concepción la importancia de la estética de estos dispositivos, dado que deben integrarse con la vestimenta y en general el look del usuario o usuaria. Conscientes de ello, los investigadores han experimentado con soluciones para hacer que el propio diseño canalice las conexiones a los dispositivos electrónicos de los que depende, por ejemplo creando un tatuaje con forma de collar, cuyos hilos permiten esconder las conexiones en la espalda de la usuaria. La posibilidad de personalizar los colores de los diseños también se ha considerado: gracias al diseño en varias capas, es posible aplicar colores sobre el pan de oro para modificar su apariencia.
Finalmente, DuoSkin destaca frente a otros proyectos (como iSkin, desarrollado por investigadores de la Saarland University) en que no sólo se integra mejor con la piel sino que además permite a los usuarios crear sus propios diseños sin necesidad de emplear materiales costosos o técnicas complejas. Como señalan sus creadores, una interfaz destinada a llevarse en la piel tiene que tener en cuenta la personalización por parte del usuario y facilitar una aplicación sencilla. Con todo, proyectos como éste se encuentran aún lejos de poderse aplicar a gran escala, dado que todavía se tienen que reducir los componentes electrónicos a los que se conecta esta interfaz para convertirse en un dispositivo realmente integrado con el cuerpo. No obstante, DuoSkin plantea ya las cuestiones que deberán resolverse cuando la tecnología permita hacer de nuestra piel una nueva interfaz.