Fuentes variables creadas por el estudio Schultzschultz.

El desarrollo de las numerosas herramientas de programación creativa que hemos comentado en otros posts, tales como Processing, Pure Data, vvvv, openFrameworks, Cinder y Max/MSP, permiten actualmente a los diseñadores crear todo tipo de proyectos en lo que se conoce como diseño generativo. El diseño generativo se caracteriza por haber sido creado, totalmente o en parte, por medio de un sistema autónomo, aleatorio o algorítmico. Por tanto, en el proceso de diseño se introduce la participación de un sistema que adopta un papel activo y al que el diseñador cede una parte o todo el control del proceso. El artista e investigador Philip Galanter, refiriéndose al arte generativo, que se realiza con las mismas herramientas, incide en esta autonomía del sistema:

“El arte generativo se refiere a cualquier práctica artística en la que el artista cede el control a un sistema con autonomía funcional que contribuye o resulta en una obra de arte terminada. Los sistemas pueden incluir instrucciones en lenguaje natural, procesos biológicos o químicos, programas de computación, máquinas, materiales auto-organizados, operaciones matemáticas y otros procesos.” (Galanter, 2016, p.154)

Las posibilidades del diseño generativo, que permite al diseñador pensar no sólo en un único producto final sino en un amplio abanico de posibilidades, se están explorando en el diseño de producto con programas como Fusion 360 de Autodesk, y proyectos de investigación que han dado lugar a una interesante gama de sillas creadas con computación evolutiva.  En la creación de estas sillas, los diseñadores trabajaron con un programa que les proponía diferentes soluciones basadas en una serie de factores pre-establecidos (dimensiones de la silla, robustez del material, postura deseada, etc.), a partir de las cuales escogían la opción que más se ajustaba al uso de la silla y a sus criterios estéticos. En el ámbito del diseño gráfico, el trabajo con tipografía generativa permite buscar resultados de forma similar y plantear múltiples soluciones a un problema compositivo. En los proyectos de tipografía generativa, el diseñador puede ceder al sistema el control tanto de la forma de las letras como de su disposición en un espacio definido, produciendo de forma automática múltiples variaciones de una familia tipográfica y también innumerables composiciones de diseño gráfico basadas en textos. Un ejemplo de esta última opción la encontramos en esta serie de pósters creados por el diseñador Ze Wang empleando Processing: el programa asigna automáticamente un color de fondo y un tamaño y forma a un texto predeterminado, que se repite hasta llenar el papel.

Ejercicio de tipografía generativa con Processing por Ze Wang.

Con todo, el aspecto más interesante de la tipografía generativa es la posibilidad de transformar la propia fisonomía de las letras en base a parámetros con valores que pueden modificarse automáticamente. La historia de la tipografía es precisamente la de la exploración de las maneras en que se puede modificar el diseño de los alfabetos para comunicar diferentes mensajes o adaptarse a requisitos técnicos (tales como la dispersión de la tinta en determinado papel), manteniendo la legibilidad. Según indica el artista y programador Casey Reas, los sistemas de escritura siempre se han caracterizado por responder a unos parámetros que permiten crear diferentes tipos, y actualmente los lenguajes de programación han ampliado estas posibilidades (Reas y McWilliams, 2010, p.107). Ya no es preciso crear una familia de tipos a los que se han aplicado sistemáticamente una serie de transformaciones (tales como la cursiva, negrita, los diferentes puntos de grosor e incluso el uso de remates), sino que se pueden programar fuentes que modifican su aspecto de forma automática o se generan a partir de la combinación o interacción de diversos elementos.

Ya en 1979, Donald E. Knuth creó Metafont, un un lenguaje de programación por medio del cual es posible definir los trazos de una pluma que “dibuja” cada glifo siguiendo una serie de ecuaciones. Este proyecto pionero sirvió de inspiración para otras iniciativas que conectan la tipografía y la programación. Numerosos diseñadores han creado fuentes experimentales a partir de lenguajes de programación como Processing y programas como Glyphs, generando interesantes resultados que pueden emplearse en composiciones tales como carteles o portadas de libro, pero no están pensadas para usarse más allá del breve texto de un título o una frase.

Ejemplo de tipografía generativa creado por Ze Wang.

Ejemplos de tipografía generativa creados por Amnon Owed.

Una fuente con un desarrollo más sistemático, y que también resulta ilustrativa de las posibilidades de aplicar la programación a la tipografía, es Handjetcreada por el diseñador y director de Rosetta Type Foundry, David Březina. Surgida de un trabajo de taller en la Facultad de Bellas Artes de Brno. Handjet parte del objetivo de crear una fuente que pueda adaptarse a las limitaciones de las Handjet, impresoras de chorro de tinta portátiles que imprimen en una matriz de 32 píxels de alto. Esta restricción lleva al diseñador a trabajar con una serie de elementos que se combinan en filas individuales o dobles y modifican su tamaño, generando así una enorme variedad de tipos. La web de Handjet incluye una herramienta con la que se pueden efectuar estos cambios en tiempo real.


Algunas variaciones de la fuente Handjet, creada por David Březina.

Handjet es un ejemplo de lo que se conoce como fuentes variablesun recurso en tipografía que se está desarrollando cada vez en los últimos años gracias a la tecnología que han desarrollado conjuntamente Adobe, Apple, Google y Microsoft desde 2016. Como hemos comentado en otro post, estas fuentes se caracterizan por incluir en un único archivo de fuente todo un abanico de variaciones tipográficas que antes habrían requerido archivos separados. Cada tipo deja de ser un contorno único para situarse en el centro de un espacio formado por varios ejes que determinan, por ejemplo, su altura, ancho o peso. Así, cambiando los valores de los diferentes ejes es posible obtener innumerables variaciones de un mismo tipo, que se mueven entre lo que tradicionalmente consideraríamos una negrita, cursiva o regular.

Las posibilidades que abren las fuentes variables no sólo permiten adaptar el texto a diferentes espacios y formatos para asegurar su legibilidad o crear espectaculares fuentes con todo tipo de efectos de movimiento, transformación o presencia física, sino también reflexionar acerca de la propia construcción de los tipos. Un buen ejemplo de ello es la fuente Multiple Sans creada por el estudio Schultzschultz de Frankfurt. Se trata, en palabras de sus creadores, de una “fuente conceptual de palo seco basada en la idea de que los glifos se equilibran entre la unidad y la variedad.” Cada glifo se sitúa en un eje que se acerca más a unas propiedades geométricas humanistas, de manera que adoptan determinadas variaciones en función de dónde se encuentren en este eje, con lo cual se generan numerosas formas alternativas para una misma fuente.

La tipografía generativa introduce un amplio abanico de opciones para los diseñadores gráficos en cuanto no deben ya ceñirse a las fuentes existentes, sino que pueden crear sus propias soluciones, centradas en el trabajo específico que quieren llevar a cabo. También pueden desarrollar una nueva presencia de la tipografía que en ocasiones va más allá de la legibilidad de un texto y considera cada glifo como un objeto o un proceso.

 

Referencias

Reas, C. y McWilliams, C. (2010). Form + Code in Design, Art, and Architecture. Nueva York: Princeton Architectural Press.

Galanter, P. (2016). Generative Art Theory, en: Christiane Paul (ed.). A Companion to Digital Art. Nueva York: John Wiley & Sons, Inc.

 

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